3 de septiembre de 2009

El ritual del tiro libre


A
lemán tenía que ser. Sólo una mente tan fría como la de Nowitzki puede mantener los nervios de acero ante una cancha entera coreando (eso son cerca de veinte mil espectadores) con mucha sorna, la canción `Looking For Freedom´, tras leer en la prensa la confesión del ala-pívot de los Mavericks. Dallas se había impuesto a San Antonio en el tercer y cuarto partido de semifinales (Playoffs'06) gracias a cuatro tiros libres convertidos por el alemán en los últimos segundos. Cuando le preguntaron cómo había podido mantener la concentración él cometió el error de relatar que "intento cantar cosas que me quiten presión, como `Looking For Freedom´, de David Hasselhoff"... La elección del tema es discutible pero a Dirk le sirvió (90,1% en tiros libres aquella temporada).

Igual que él, casi todos los jugadores de baloncesto siguen un ritual para plantarse delante de la línea de personal y tratar de no fallar. No siempre funciona... Duncan, Shaq, Bowen, o Wallace están considerados los peores tiradores desde el tiro a 5,30m de canasta. Nash, Nowitzki o Ray Allen, entre los mejores. A quien no practique baloncesto habitualmente le costará entender que se fallen este tipo de lanzamientos cuando siempre se hacen desde la misma posición y un rival no interrumpe la acción. El que haya jugado sabe que muchos factores influyen:


- La mecánica de tiro, que puede funcionar en cancha pero no desde la línea: Duncan agarra mal el balón, lo que hace que éste gire en el aire y desvíe su trayectoria.

- La concentración: El ya retirado Nick Anderson nunca había bajado del 70% pero en el primero partido de las Finales del 95 falló los últimos 4 tiros libres que le hicieron perder el choque a los Magic. Desde entonces nunca pasó del 40%.

- El trabajo: Shaq mejoró de un 38 a un 60% en la Liga 00/01 después de contratar a un entrenador personal con fama de excelente profesor en este tipo de lanzamientos, Ed Palubinskas. Luego volvió a bajar al 50%... sin preparador.

- Las condiciones físicas: cuanto más alto es el jugador peor lanzador resulta, unas veces por manos demasiado grandes - puede ser el problema de Shaq- otras por un deficiente tiro exterior... el físico no ayuda a los pívots. Aunque no es un problema exclusivo de los `centers´. Muchos consideran este apartado del basket el más complicado y por ello recurren a supersticiones, rutinas inamovibles, manías aparentemente absuradas... algunas muy curiosas.



El clásico "a cuchara"

El legendario Rick Barry tiene el segundo mejor porcentaje de la historia en tiros libres en una temporada. Su mecánica de tiro "a cuchara" no podía ser menos ortodoxa: se cuenta que se la enseñó su padre de pequeño, y cuando empezó a jugar en serio ya no pudo cambiarla. Estética no sería, pero sí efectiva. El legendario pívot de los Celtics, Bill Russell, también utilizaba este método, pero a él no le iba tan bien (56% de media en su carrera).



El beso como ritual

Quizá uno de los gestos más famosos de la NBA pertenece a Jason Kidd. Primero se seca la mano derecha en el pantalón, después lanza un beso y tira, dejando esa mano en ángulo de 90º con respecto a su brazo, esperando el desenlace. Y le funciona, en los Nets promediaba un 81%. El problema es el destinatario: se dice que Kidd comenzó la rutina hace seis años tras ser declarado culpable de agresión a su esposa, con la que enseguida se concilió. Otro que se ha apuntado a la moda del beso, o mejor dicho besos, es LeBron James, que, quizá porque ya no sabe cómo mejorar su acierto en tiros libres, de vez en cuando antes de la lanzar se besa las muñecas. Steve Nash no regala besos a ninguna parte de su cuerpo pero divide su ritual en tres partes: se chupa los dedos, se echa el pelo hacia atrás (antes de cortárselo) y ensaya un par de veces el tiro sin balón. Finalmente lanza... y Nash, es un especialista en este apartado.


Entre bote y bote...

Gilbert Arenas se pasa el balón tres veces por la cintura y después lo bota otras tres veces antes de tirar. "Los chicos empezaron a imitar a Richard Hamilton cuando él lo hizo en Playoffs por primera vez y me dije que yo podría tener mi propio estilo", dice, según un artículo llamado `El arte del tiro libre´ publicado en nba.com. La rutina de `Rip´a la que alude el `wizard´se refiera a los botes que hace dar al balón, a la derecha, no delante, como todos. Además, Hamilton ensaya el tiro sin balón y lanza. Lamar Odom bota el balón tan cerca del suelo que casi no se eleva. Entre eso y tomarse su tiempo completa su ritual el `laker´.


Palabras más, palabras menos...

Todavía se pregunta la gente qué es lo que recitaba Karl Malone antes de lanzar desde la línea. Botaba un par de veces, sujetaba el balón y musitaba una auténtica parrafada (de 3 a 5 segundos) mirando al techo. Después lanzaba. Su "oración" hizo que en la Liga se extendiera el rumor de que se había hecho mormón y que rezaba antes del tiro. Malone, que nunca afirmó ni desmintió nada, acumuló un 74% de acierto en la línea. Como este, no falta volver a recordar el ritual de Dirk Nowitzki.


Corrigiendo la posición

Hay algunos que no están cómodos antes del tiro y tratan de poner soluciones. Jerry Stackhouse se agacha tanto que casi acaba al lanzar en posición fetal. Dice que, sea cual sea, la clave está en no modificar nunca la mecánica. En la línea del `mav´, el recién retirado Nick van Exel se alejaba hasta la línea de tres para que el lanzamiento se pareciese al triple, que se le daba bien. Con respecto a la forma de agarrar el balón, Tony Parker siempre lo sujeta con el pulgar separado del resto de los dedos para corregir un giro inadecuado que da a la pelota al elevarla y Mo Williams se asegura de que su mano derecha toque la palabra SPALDING del balón.


Con dedicatoria

Otros aprovechan para mandar mensajes. El más emotivo quizá sea Steve Francis que dedica el lanzamiento a su madre desde que ésta falleciese en 1995. Coge el balón, se toca el tatuaje de su bíceps derecho (con la inscripción "In Memory"), bota tres veces mirando al aro y tira.
Menos nostálgico y más familiar era el rito del mítico jugador de los Jazz, Jeff Hornacek, que se frotaba la mejilla con su mano derecha después de botar el balón varias veces, que tiene el récord de 67 aciertos consecutivos y que acumuló un 88% en 15 años. Ese gesto se lo pedían sus hijos.


Estos son algunos rituales pero hay muchos más. Maggete no juega un partido sin haber metido 20 tiros calentando, a Garnett a veces le da por golpearse la cabeza con el balón, el provocador Reggie Miller llegó a hacer reverencias, Mark Jackson dirige el pulgar hacia arriba, Mark Madsen lanza la pelota al aire, el tricampeón Dennis Johnson botaba una vez por cada año de carrera (14), etc. La NBA es la mejor Liga del mundo, también por cosas como estas ¿no creen?

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